Culiacán, Sinaloa, a 07 de junio de 2022.- En conmemoración del Día de la Libertad de Expresión, el Gobernador Rubén Rocha Moya participó en el panel “Periodismo y Libertad de Expresión”, organizado por la Coordinación de Comunicación Social de Gobierno del Estado, con apoyo de la Universidad Autónoma de Occidente y asociaciones de periodistas, en el que reconocidos comunicadores dialogaron sobre el ejercicio del periodismo, la nueva Ley de Protección a Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas del Estado de Sinaloa, además de experiencias personales.
Los panelistas Francisco Chiquete Cristerna (Mazatlán), Alejandro Sicairos Rivas (Culiacán), Lucy Luna (Guamúchil), Rosina Ávila Palma (Guasave) y Manuel Hernández (Los Mochis), moderados por Paul Villegas Salas, brindaron amplias opiniones sobre estos temas, coincidiendo en que el periodismo es una profesión de riesgo y que si bien, esta nueva ley es de vanguardia, debe existir voluntad política para que se cumpla y además, capacidad para prevenir riesgos.
Rocha Moya resaltó la importancia de la función de la prensa de ofrecer al ciudadano información veraz y oportuna que le permita orientarse en la toma de decisiones de los asuntos públicos y reiteró que el tanto él, como sus funcionarios, están obligados a respetar y a defender la diversidad de opiniones, al periodismo y a los periodistas, por lo que ninguno de ellos será objeto de persecución, acoso y denuncias legales por criticar a empleados públicos.
“El mundo democrático sería incomprensible sin el ejercicio de la libertad de expresión y de la libertad de prensa, en realidad, como ninguna otra figura, otra fecha, la del 7 de junio es, en su esencia, una celebración de la democracia, las sociedades abiertas, están definidas por el Estado de Derecho y la división de poderes, su espíritu reside en el debate público y éste mismo no es posible sin medios libres y veraces”, destacó el Gobernador.
En este contexto, el Ejecutivo Estatal enfatizó su absoluto e incondicional respeto a la libertad de expresión y de prensa, refiriéndose a la creación del Instituto Autónomo que tendrá a su cargo la tarea de proteger la integridad de periodistas y defensores de derechos humanos, como se consagra en la recién aprobada Ley, considerando que éstas acciones son testimonios fehacientes de que para la libertad de expresión en Sinaloa, corren aires frescos y estimulantes.
Durante el panel, los periodistas Francisco Chiquete y Alejandro Sicairos se refirieron al problema de la impunidad que existe en torno a los casos de periodistas asesinados. Al respecto Chiquete expresó lo siguiente:
«Recientemente el Congreso del Estado creó la ley de protección y apoyo a periodistas y defensores de los derechos humanos. Enhorabuena. Lo que acontece en el país obliga a disponer de instrumentos legales que enfrenten los asesinatos y den viabilidad a un ejercicio profesional sin presiones ni violencias.
La Ley como está, es una magnífica carta de buenas intenciones que de aplicarse íntegra, convierte este tiempo nebuloso en un periodo de mayor luminosidad. Reconozco el trabajo de los diputados, pero sobre todo el de periodistas como Alejandro Sicairos y de la asociación Siete de Junio, y el de grupos promotores de los derechos humanos que hicieron aportaciones importantes, incluso debe reconocerse la actitud contestataria y divergente de Juan Manuel Partida y la Asociación de Periodistas de Sinaloa, porque sin contraste no hay manera de conocer las verdaderas dimensiones de un asunto.
Faltan por supuesto la reglamentación de la ley y la concreción de proyectos como el Instituto y todo lo que está en derredor. Ello significa un hueco importante, aunque sé que no se han cumplido los tiempos.
Es de entrada una manifestación de voluntad que merece respeto para todos los protagonistas. Ahora bien: independientemente de la carnita con que se dote este esqueleto, es necesario reflexionar sobre elementos que no pueden ser solucionados solamente con esta legislación.
La impunidad, lo sabemos todos, es el caldo de cultivo en que se reproducen las agresiones y los crímenes. No basta que el gobierno sea ajeno a un asesinato. También es necesario que reaccione con celeridad porque cada día, cada semana, mes o año que tarden las cosas en resolverse, se constituyen en mensajes de aliento para los que piensan que pueden también cobrarse una vida para vengar supuestos o reales agravios, sin pagar las consecuencias legales.
En 2011, Luis Enrique Ramírez se declaró perseguido por los asesinos que cortaron la vida de Humberto Millán Salazar y de otros personajes con quienes ambos habían hecho equipo. Se fue a la Ciudad de México de donde pudo regresar y reinsertarse a la actividad periodística.
Cuando lo asesinaron, hace un mes, todos pensamos en aquellas amenazas que él había sentido, y pensamos en la lógica de que aquellos asesinatos y por supuesto los asesinos, seguían impunes, ya sin presiones y sin prisas.
Hoy nos dicen que no fue su actividad periodística lo que motivó la deleznable acción, y entra en la esfera de posibilidades, pero nos surge siempre la duda porque de los doce asesinatos contra periodistas que van en el año a lo largo de la República, sólo un caso ha sido reconocido como resultado del ejercicio periodístico. En los demás las autoridades siempre han dicho que no saben quién fue ni por qué fue, pero que no fue por su profesión y al final siguen impunes o parcialmente impunes.
Y esa parcialidad afecta a casos muy antiguos y a más recientes, como el de nuestro amigo Javier Valdez.
Esperemos que con la nueva legislación y estructura de apoyo las cosas mejoren, pero sobre todo que haya capacidad para prevenir, no sólo para castigar después que todo haya ocurrido.
El propio Luis Enrique denunció en su momento y ahí quedó todo; Lourdes Maldonado, de Tijuana, hizo su denuncia de amenazas en la mismísima Mañanera y terminó asesinada, lo mismo que otro compañero de Veracruz y uno más de Oaxaca.
No podemos limitarnos a contar los muertos, como se hizo en la pandemia. Necesitamos acciones preventivas efectivas. Sé que no es fácil, pero es más difícil enfrentar las consecuencias de esa carencia»
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